El país profundo no aparece en las propuestas, ¿o no existe?

Por Oscar Rubén Cáceres Jiménez

 

Superando el intenso barullo y mezcla de todo en el “repasador”, programa de radio y TV que responde al cartismo, surgen preguntas que respondiéndolas podrían dar mejores pistas hacia un vivir mejor. Y en busca de respuestas en las propuestas de distintos partidos, movimientos políticos y candidaturas, al parecer no hay una línea coherente y que pudiera dar esperanzas a la ciudadanía. Se necesitaría una ciudadanía otra, radical.

 

En un espacio periodístico el conductor preguntó a referentes de una candidatura de Asunción ¿qué significa ser progresista?, ya que es la bandera de la organización. La respuesta fue “los que queremos el progreso, los que queremos una ciudad moderna, con ambiente…” Solo esto y presento una primera parada. Ninguno de los candidatos no han dejado de decir “queremos un progreso, queremos vivir mejor en la ciudad”. Colorados, liberales, independientes, de derecha y de izquierda, dicen lo mismo.

 

Otra palabra en la que coinciden todos los candidatos y candidaturas es “haremos juntos”. Y, hasta apuntan con el dedo índice al elector diciéndole “de ti depende”.

 

Todos están dentro del molde de la democracia representativa con fuertes discursos hacia la participación como forma de mejoramiento del modelo democrático, pero aquí llegamos a “una ilusión de participación”, al decir de Diaz Bordenave. Y siguiendo al autor, la democracia representativa lo que hizo es reproducir una casta política que limita la gestión de un poder a lo representativo y no buscan la “democracia participativa”.  A raíz de esta actitud ciudadana se desvirtúa el mismo significado de política, que “es servicio al pueblo”.

 

Es mas confiable el modelo democrático que se construye con la participación protagónica de la ciudadanía. “En la democracia participativa, por el contrario, el ciudadano está constantemente interviniendo en los procesos decisorios[1], señala Diaz Bordenave.

 

En Paraguay no existe una política que promueva y desarrolle procesos de participación. Se convocan en los municipios, una vez al año para “analizar los proyectos, tipo audiencias públicas”, solo van los interesados en algunos proyectos, incluso se realizan campañas para que estén presentes solo los que están de acuerdo con la autoridad del momento. Ilusión de participación. El Congreso convoca a “audiencia pública”, solo van algunos, muchas veces digitados. Ilusión de participación.

 

Y volviendo al progresismo, este movimiento debería llevarnos hacia la democracia participativa, pues este movimiento supone dinamismo, cambiante, porque la sociedad está activa, crítica, propositiva y denunciativa.

 

Las propuestas que están dentro del mismo molde poco sirven. Si el llamado progresismo o de izquierda pretende plantear una propuesta alternativa deberán deshacerse del “colonialismo mental que se apoderó de nosotros desde la conquista y que se mantiene hasta hoy en nuestro subconsciente[2].

 

Nuestro país necesita transformarse y con planteamientos neoliberales solo ayudaremos a hacer desaparecer los bosques, contaminar el ambiente y aumentar el crimen, porque el capitalismo es criminal.

 

El progresismo que se redefina para presentarse como verdadera fuerza alternativa. Las demás candidaturas están dentro del status quo, mas no se les puede pedir. Tienen que ser derrocados mediante la participación ciudadana.

 

El país profundo, de nuestros sueños colectivos, sigue ausente, el país de quienes murieron pidiendo libertad y democracia sigue enterrado. La voz de las indefiniciones está en las propuestas electorales. Al parecer, desde los municipios, desde los poderes locales no vendrán los vientos de cambios.

 

[1] Diaz Bordenave, Juan .(2011). Aportes a la Comunicación para el desarrollo. Asunción. ILCD. P, 115

[2] ]Ibidem., 82

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